PLURAL DE NADIE, Fernando Pessoa

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FERNANDO PESSOA, Plural de nadie. Aforismos, Verdehalago, México D.F., 2005, 96 páginas.

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Miguel Ángel Flores es el responsable de esta selección de fragmentos extraídos tanto de poemas como de sus páginas en prosa. 

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No existe nada, ninguna realidad, excepto las sensaciones. Las ideas son sensaciones, pero de cosas no situadas en el espacio, y a veces ni siquiera en el tiempo.
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Enrollar el mundo alrededor de nuestros dedos como un hilo o una cinta con la que juega una mujer que sueña en la ventana.
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Siento que no soy nada sino la sombra de una silueta invisible que me espanta.
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En este mundo en que olvidamos, somos sombras de lo que somos.
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¿Para qué esperar? —Todo consiste en soñar.
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No quiero recordar, ni conocerme. Somos demasiados si miramos quién somos.
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Ya no estoy en mí. Soy un fragmento mío conservado en un museo abandonado.

DIEZ BICICLETAS PARA TREINTA SONÁMBULOS, Varios Autores

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Diez bicicletas para treinta sonámbulos, Demipage, Madrid, 2013, 256 páginas.

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En Pide tres deseos, el prólogo que escribe Eloy Tizón para abrir esta antología con la que homenajear el décimo aniversario de Demipage, leemos: "La bicicleta es un vehículo movido por el deseo, cuyo motor son los sueños". Algunos de los participantes en este pelotón de ilustres narradores (de Antonio Muñoz Molina o Felipe Benítez Reyes a Juan Carlos Mestre o Agustín Fernández Mallo)... ofrecen en su pedalada un microrrelato.
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A VITTORIO DE SICA

  A 24 imágenes por segundo y en blanco y negro, el ladrón escapó montado en una bicicleta que dibujó sobre el muro de la comisaria.

Luis Eduardo Aute

CABALLERÍA ROJA. DIARIO DE 1920, Isaak Bábel

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ISAAK BÁBEL, Caballería roja. Diario de 1920, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 1920, 256 páginas.
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En Bábel, el testigo (pp. 217-224), el epílogo del libro, escribe Antonio Muñoz Molina: "...la novela implica orden, designio coherente, y el material narrativo con que Bábel trabaja carece de él, su naturaleza peculiar es lo fragmentario y lo dudoso, el sinsentido, la discontinuidad, la inutilidad." En El derecho al silencio (pp. 11-29), el prólogo escrito por Galina Bélaya leemos: "Caballería roja era un acto de difamación contra el Ejército Rojo, que se veía despojado de toda su aura épica". El hombre que presenció ejecuciones y convirtió estos treinta y seis relatos en un documento sobre la crueldad de la revolución fue fusilado el 27 de enero de 1940.
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PRISCHEPA

   Me abro camino hacia Leshniuv, donde se ha instalado el Estado Mayor de la división. Mi acompañante sigue siendo Prischepa; un cosaco de Kubán, canalla incansable, comunista depurado, futuro quincallero, sifilítico impávido y mentiroso indolente. Lleva un caftán color frambuesa de paño fino y un capuchón de pluma que le cuelga a la espalda.
   Por el camino me cuenta su vida...
   Un año atrás había huido de los blancos. Éstos, en venganza, tomaron de rehenes a sus padres y los mataron por espías. Los vecinos saquearon sus bienes.
   Cuando echaron a los blancos de Kubán, Prischepa regresó a su pueblo natal.
   Era de mañana, amanecía, el sueño campesino suspiraba en el agriado bochorno. Prischepa se agenció un carro en la unidad y se puso a recorrer el pueblo para recoger sus gramófonos, las tinas para el levas y las toallas que su madre había bordado.  Salió a la calle cubierto de una capa negra, con un cuchillo curvo al cinto; el carro lo seguía. Prischepa iba de un vecino a otro, la huella ensangrentada de sus suelas se arrastraba tras sus pasos. En las casas en que el cosaco descubría objetos de su madre o la pipa del padre, dejaba viejas acuchilladas, perros colgados sobre el pozo, iconos embadurnados de estiércol.
   Los aldeanos, fumando sus pipas, seguían con mirada sombría el recorrido de Prischepa. Los cosacos jóvenes se habían dispersado por la estepa y llevaban la cuenta. La cuenta se iba hinchando, el pueblo callaba.
   Cuando hubo terminado, Prischepa regresó a la casa desierta de sus padres. Colocó los muebles rescatados en el orden que recordaba de su infancia y mandó por vodka. Encerrado en la casa, estuvo bebiendo dos días enteros; cantaba, lloraba y descargaba sablazos contra las mesas.
   A la tercera noche el pueblo vio humo sobre la casa de Prischepa. Chamuscado y hecho girones, tambaleándose, sacó del establo la vaca, le colocó el revólver en la boca y disparó. La tierra humeaba a sus pies, el anillo azul de las llamas salió volando de la chimenea y se evaporó; un becerro abandonado lanzó un sollozo en el establo. El incendio refulgía como un domingo. Prischepa desató el caballo, lanzó un mechón de su pelo al fuego y desapareció.

LA PUERTA SIN PUERTA, Mumon Ekai

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 MUMON EKAI, La puerta sin puerta, Olañeta, Palma de Mallorca, 2008, 142 páginas.

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Jacques Brosse introduce en su Presentación la figura de Mumon Ekai, maestro budista que vivió en los siglos XII y XIII. Este libro contiene 48 de sus koan, breves acertijos de apariencia paradójica, "acompañado cada uno de una breve explicación que profundiza en su sentido". Además, las reproducciones de pinturas y caligrafías de distintos artistas japoneses contribuyen a embellecer reflexiones de estas páginas.
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DOS ALMAS

   "Seijo, la muchacha china —observó Goso— tenía dos almas, una siempre enferma en casa y la otra en la ciudad. Una mujer casada con dos hijos. ¿Cuál era el alma verdadera?"
 

   Comentario de Mumon: Si uno entiende esto, sabrá que es posible salir de una cáscara y entrar en otra, como si se estuviera en un alojamiento pasajero. Pero, si no puede entenderlo, cuando llegue su hora y sus cuatro elementos se separen, será como un cangrejo sumergido en agua hirviendo que agita sus numerosas patas. En tal aprieto, puede que diga: "¡Mumon no me dijo a dónde ir!", pero entonces será demasiado tarde.
   
   La luna por encima de las nubes es la misma luna.
   Debajo, las montañas y los ríos son todos diferentes.
   Todos son felices en su unidad y variedad.
   Este es uno, este es dos.








Daruma (Bodhidharma). Shokada, Japón, s. XVII

INCISIONES MÍNIMAS, Norah Scarpa Filsinger

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NORAH SCARPA FILSINGER, Incisiones mínimas, Macedonia, Morón, 2011, 106 páginas.

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PRIMERA INCISIÓN

   Hundió el filo con minuciosidad tortuosa y se fue dibujando así el mapa del mundo.

MORTINATOS, Miguel Lupián

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MIGUEL LUPIÁN, Mortinatos, Zona Literatura, Hurlingham, 2012, 126 páginas.

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SALVÁNDOTE

   Soñé que te salvaba de aventarte al metro. Desperté sobre la vía, destrozado. Cerré los ojos y volví a soñar que te salvaba.

ANTES DE LAS JIRAFAS, Matías Candeira

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MATÍAS CANDEIRA, Antes de las jirafas, Páginas de Espuma, Madrid, 2011, 144 páginas.

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Hasta tres microrrelatos pueden descubrirse respirando entre estas páginas, para completar la exótica fauna de una interesante colección de cuentos.

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UNA VOZ EN EL UMBRAL

   Llevo imitando, desde hace algún tiempo, la voz de mi padre. Ahora llego a pronunciarlo todo con ese arrastre metálico de sus eses; como un fantasma, o un espía al otro lado de un teléfono sospechosamente intervenido. Sus eses, bajo mi paladar, moviéndose despacio en mi boca. Dios mío, a veces me cuesta diferenciarlas de mi propia voz. Si me lo pide el cuerpo, en mitad de la noche llamo con su acento del sur a los teléfonos eróticos. Les digo a esas mujeres que se quiten la ropa. Les ordeno que se toquen todo el cuerpo para mí; que me describan, lentamente, su forma de hacerlo. O puedo llegar —y nadie sabe lo terrible que es, nadie lo sabe— a emular su tono de tenor en la ducha. Canto sus óperas, sus malditas óperas, hasta la última nota que me queda en el cuerpo. Pero lo peor es que a veces no puedo remediarlo, y marco el número de sus antiguos amigos. Algunos llegan a balbucear, como si tuvieran vidrios dentro de la piel, y la mayoría de las veces no tardan en colgar el teléfono.
   Madre es la única que siempre se queda respirando un buen rato al otro lado de la línea. 
   —¿Cómo has podido? —dice.
   Y sé que nunca llegará a perdonarme.

LOS 1001 CUENTOS DE UNA LÍNEA, Gabriel Jiménez Emán

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GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN, Los 1001 cuentos de 1 línea, Playco, Caracas, 2004, 92 páginas.


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ÚLTIMA CARTA DE AMBROSE BIERCE

   Esta es la última carta que te escribo. No porque quiera, sino porque materialmente no puedo hacerte otra. La tinta está cara, lo sé, y tampoco ahora fabrican los lápices que me gustan. Ya no hay cuadernos como los de antes, muy anchos y de páginas blancas y suaves. Las estampillas han subido mucho, pero de cualquier modo ahora no las necesito, ni siquiera un sobre para meter la carta cuando esté terminada, porque en verdad ahora lo urgente es el tiempo, se acaba el tiempo y todavía no he empezado a escribir todas las cosas que debo decirte, aunque me exijo un enorme esfuerzo para mover las manos y sacarme el lápiz y el papel que llevo en los bolsillos.
   Me cuesta solamente intentarlo, pero todo estará recompensado sabiendo que leerás mi carta como si fuese la primera misiva de amor que te envié desde aquella ciudad remota cuyo nombre olvidé; además en este instante todo se me borra en la memoria debido a la escasez del aire y a cierta incomodidad que no debiera representar un problema en un momento tan importante para nosotros como éste.
   También me apena molestarte porque debes ser tú la que debes venir a buscar la carta, pues a mí me da vergüenza presentarme con esa corbata y este traje negro que no me pertenecen. Perdóname, desde el comienzo no he hecho nada más que lamentarme y hay tantas otras cosas en las cuales no es justo culparte de nada, pero has debido fijarte bien, cuando me viste en la cama no estaba muerto sino dormido, y delante de ti me taparon y metieron en este ataúd donde me cuesta mucho escribirte porque no hay luz y es bastante incómodo gritar en esta posición y sin el aire suficiente para rogarte que me saques de aquí.

LA SECRETA SÍLABA DEL BESO, María Cristina Ramos

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MARÍA CRISTINA RAMOS, La secreta sílaba del beso, Ruedamares, Neuquén, 2009, 104 páginas.

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PRONÓSTICOS

   Dijeron que caerían cuatro gotas. Y cayeron. Con una, Laurentino bañó los caballos en el amarradero, agua dulce a raudales sobre los lomos, agua dulce desenredando las crines. Con otra repletamos el vientre del aljibe. La tercera alcanzó para repetir la aguada y que vinieran a beber los otros animales. Sólo la cuarta trajo la desgracia. Ensartó su globa en los extremos de los álamos y derrumbó su capullo de lago sobre las hojas, quebró las horquetas, arrasó con los nidos, ahogó a los cuises y arrancó una por una las estacas de los corrales. Dicen que recién mañana lloverá como Dios manda.

TODO LO QUE DEJAMOS ATRÁS, Alejandro Bentivoglio

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ALEJANDRO BENTIVOGLIO, Todo lo que dejamos atrás, 79/59 Ediciones, Buenos Aires, 2012, 80 páginas.

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DILATAR

   Las espaldas las tiene bien amplias, para las alas. No las usa mucho, más que nada son para impresionar. Es común verlo en las fiestas, estirándolas un poco a pedido de los invitados. Según él, es un imán para las chicas.
   Si toma mucho, tiene que encogerlas. Evitar que se le manchen cuando se le va la noche, en un baño cualquiera, vomitando parte de las entrañas. 

ALFORJA DE CIEGO, Jorge Díaz Herrera

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JORGE DÍAZ HERRERA, Alforja de ciego, Arte / Reda, Lima, 1979, 202 páginas.

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EL ENCUENTRO

   Eran el alba y el primer canto del gallo, cuando los dos hermanos se encontraron, equipajes a la espalda, en la puerta de su casa. Y el uno dijo: ¿tú también abandonarás a papá? Y el otro, como si no hubiese escuchado la pregunta, replicó: ¿tú también abandonarás a papá? Y echando los bultos al suelo retornaron a sus habitaciones, mientras el anciano dormía en paz, como si el alba aún estuviera lejana.

COSMOLOGÍA ESENCIAL, Rafael Pérez Estrada

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RAFAEL PÉREZ ESTRADA, Cosmología esencial, DVD, Barcelona, 2000, 208 páginas.

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José Ángel Cilleruelo subraya en un extenso y documentado Prólogo (pp. 7-19) la singularidad de Pérez Estrada. Cosmología esencial en sus cuatro libros (Libro del cielo, Libro de los seres naturales, Libro de la ciudad y Libro del mar) es una buena carta de presentación del polimorfismo poliédrico del autor malagueño.
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OFERTA

   Como una novedad, como un producto de gran lujo, vendía su pobreza. Una pobreza de verdad, paupérrima, de 22 quilates. Y la gente acudía curiosa al lugar de la venta.
   Nunca —me dijo una señora experta en estos asuntos—he visto una pobreza tan rotunda, con tantas llagas y escondites, con tantas posibilidades de consuelo.
   ¡Una pobreza envidiable! —exclamó otro.

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AVE SÁLMICA

   Cuenta una leyenda hebraica que en la boca atronadora de los profetas se cría un pájaro cuyo plumaje es de oro y poder. Esta ave prodigiosa se alimenta de salmos y anatemas. Es un animal enteco que no gusta de emparejarse, una ave solitaria que irá adelgazando su existencia hasta convertirse en un junco vertical en una laguna, un atardecer cualquiera, laguna que el ave secará con su canto hasta dejarla en páramo de polvo y miedo. Con el dedo, una niña pide su cabeza.

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  El cuerpo adolescente es una cosa, el pensamiento joven un equilibrio inestable. Amar lo inmaduro, es suplicar la inmortalidad.

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Nace el pájaro de la llama
y, encendio,
se evade en la pavesa.
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Hay palabras que tratadas convencionalmente acaban por adquirir el brillo de esos cristales que son como luces abandonadas a la orilla del mar.




SIETE COLORES, Jon Arretxe

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JON ARRETXE, Siete colores, RBA, Barcelona, 2004, 125 páginas.

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Estos veintisiete relatos del viajero Jon Arretxe, traducidos del euskera por José Luis Padrós, están organizados en torno a los colores de la vida:  abre el libro la sección Negro con Muerte lúgubre, un relato en el que se tematiza el tratamiento que reciben los moribundos en Occidente; lo cierra la sección Blanco con Cándida muerte, una narración en la que se presenta el ritual que acompaña a las exequias en la India. 
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CARICIA DE SATÉN

   Todos y cada uno de los atuendos que la envolvían le daban en conjunto una apariencia maravillosa. Los anillos como esculpidos en los dedos de los pies, el recital de reflejos en tobilleras y pulseras, los pendientes prolongando el atractivo de nariz y lóbulos, así como también el punto carmesí en mitad de la frente, el sari multicolor... Era la luz injertada en el propio cuerpo de la luz. Con todo había en su rostro una flor de penumbra, un espejo de tristeza y frustración.
   Aparecí en aquella pequeña tetería al reborde de la carretera hacia Gangotri escapando del aguacero. El dueño y los clientes, todos hombres, me acogieron calurosamente, sólo la bonita joven evitó alzar los ojos y mirarme. Apartada de todos, sentada contra el rincón, permanecía inclinada y sola.
   —Las mujeres en la India carecemos de voz —me había susurrado días antes una longeva viuda que conocí en Rishikesh, lejos de espectadores que la conducirían a una condena segura—. Malgastamos toda una vida al capricho de un marido que nos asignan a dedo, sin sueños ni esperanza.
   Separado del grueso de la clientela, que conversaba con júbilo alrededor del mostrador y estimulado por las bondades del té, intenté imaginar la vida de aquella joven aferrada al rincón. ¿Cómo sería su día a día? ¿Colectaría hierba de sol a sol, como tantas y tantas mujeres que había visto de camino? ¿Tendría que ocuparse de la casa y la educación de sus hijos? ¿A qué la obligaría su marido? ¿Le pondría la mano encima? ¿Sería feliz? ¿Qué pensaría de su existencia? ¿De dónde sacaría el valor suficiente para enfrentarse al mundo? ¿Quizá de la esperanza de una próxima vida mejor?
   Preguntas cuya respuesta se me antojaba preferible no imaginar. Su gesto resignado abrió en mí una caverna de compasión, y pronto me venció la idea de que la situación de aquella joven representaba la condición de miles y miles de mujeres en la tierra. Me moría por reconfortarla, animarla, dirigirle unas palabras de aliento, acompañar su mirada, decirle con el pensamiento que levantara la frente y que jamás volviera a ocultar su sonrisa.
   No tuve la menor oportunidad. Un autobús detuvo frente a la tetería su desgarbado tránsito, el viejo autobús cargado de fardos y peregrinos en dirección al nacimiento del sagrado río Ganges. El círculo alrededor del mostrador se quebró instantáneamente, los hombres salieron en desbandada, y de entre ellos uno, el mismo que hacía un momento se había distinguido por su amabilidad conmigo, mordió el aire bramando contra la joven, que le obedeció sin rechistar y se dirigió hacia la puerta.
   En ese breve tramo que la separaba de la salida, ni se atrevió a despegar los ojos del suelo; no movió los labios, lo único que pude oír en ese lapso de tiempo fue el tintineo cristalino de sus tobilleras de plata.
   No pude finalmente oír su voz, ni adivinar ningún gesto, ni descubrir su sonrisa, y tuve que conformarme con la caricia de su sari al pasar, suave roce de seda que me provocó un escalofrío y me erizó la piel.

EL GATO ASTUTO Y OTROS CUENTOS PARA EL ESPÍRITU

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RAMIRO CALLE, El gato astuto y otros cuentos para el espíritu, Oberon, Madrid, 2004, 272 páginas.

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Ramiro Calle ofrece al lector estos noventa y dos relatos protagonizados por animales, "historias espirituales milenarias y anónimas que los maestros transmiten oralmente a sus discípulos". Cierra cada relato una breve reflexión moral.
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LA TORTUGA Y LA ARGOLLA

   Era un sabio tan anciano que nadie sabía cuál era su edad, ni siquiera el mismo. Un apacible y tibio atardecer, se sentó bajo una higuera y dejó que su mirada se perdiera en el anaranjado horizonte.
   De pronto, escuchó unas pisadas no lejos de donde estaba. Al dirigir la vista al lugar del que procedía el rumor de las pisadas, pudo ver a un joven taciturno que pasaba una soga sobre la rama de un árbol y luego se envolvía el cuello con ella. Su intención de quitarse la vida era evidente, por lo que el anciano se incorporó tan rápido como le dejaba su decrépito cuerpo y corrió con esfuerzo hasta donde el joven pensaba realizar su macabro plan.
   —Te ruego que no te quites la vida, amigo. La vida es muy valiosa.
   —La vida no es nada -replicó el joven—. No veo ningún motivo para seguir viviendo.
   —Tienes la eternidad por delante, amigo, así que al menos concédeme un par de minutos y escúchame con atención.
   —Dime lo que quieras —dijo el joven con displicencia—. A donde voy ahora no les importará si llego dos minutos tarde.
   —Entonces—dijo el anciano—, escúchame.
   Ambos se sentaron en el suelo. Los apacibles ojos del anciano se posaron en los atormentados del joven. El sol había empezado a ocultarse. El sabio dijo:
   —Te voy a pedir que imagines una cosa, querido amigo. Imagina una tortuga, una sola, en el inmenso océano. Esta tortuga saca la cabeza a la superficie, para respirar, sólo una vez cada millón de años. Imagina también una argolla flotando sobre las aguas del colosal océano. Pues te diré algo: tener una forma humana es más difícil que la posibilidad de que la tortuga introduzca la cabeza en la argolla curando la saca cada millón de años. Obra como creas conveniente, pero vas a perder una ocasión única. Reflexiona unos instantes en ello y procede.
   Los lugareños de la zona todavía comentan que aquel joven llegó a la ancianidad y se convirtió a su vez en un sabio.

ESCOLIOS A UN TEXTO IMPLÍCITO, Nicolás Gómez Dávila

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NICOLÁS GÓMEZ DÁVILA, Escolios a un texto implícito, Atalanta, Girona, 2009, 1408 páginas.

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No puede considerarse gratuita la etiqueta de "Nietzsche colombiano" que Franco Volpi le asigna a este autor al comienzo del prólogo: son más de 8000 aforismos que atestiguan las semejanzas, unos escolios que "se condensan y aglutinan en torno a los eternos problemas de la filosofía: Dios, el alma, el mundo. (…) Nicolás Gómez Dávila recoge estos temas en uan visión sombría y desilusionada, pero lúcida e iluminadora del desolado paisaje de la Modernidad y de sus dudas nihilistas."

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Negarse a admirar es la marca de la bestia.
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De los seres humanos que amamos su existencia nos basta.
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El pueblo no elige a quien lo cura, sino a quien lo droga.
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La imbecilidad de sus pasiones salva al hombre de la imbecilidad de sus sueños.
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Madurar es descubrir el otro lado de las cosas.
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La historia debe relatarse como tragedia, no como desacierto.
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El mito es el único modo de expresar verdades simples.
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El único que agradece a la vida lo que la vida le da, es el que no espera todo de la vida.
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Todos debemos resignarnos a no bastar primero y a sobrar después.
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Hay que desnudar la verdad, no desollarla.
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La vida escribe sus mejores textos en apéndices y márgenes.

TODAS LAS MADRES DEL MUNDO, Gustavo Martín Garzo

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GUSTAVO MARTÍN GARZO, Todas las madres del mundo, Lumen, Barcelona, 2012, 256 páginas.

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Catálogo de 59 relatos a los que sirven de pórtico una acertada selección de fotografías en blanco y negro.
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LAS OGRESAS

   Lo peor de las madres de los ogros era su terrible apetito. No era, en absoluto, que no quisieran a sus hijos. Es posible, de hecho, que pocas madres hubiera en el mundo que quisieran más a los suyos, sólo que tenían que luchar contra esa naturaleza devoradora de carne que como ogresas les correspondía. Y esto las hacía sufrir terriblemente, pues les bastaba con ver a sus ogritos y ogritas recién nacidos, para que, al encontrarlos tan guapos, sintieran unas irresistibles ganas de comérselos. Por eso, la crianza era para ellas un auténtico infierno. Como todas las madres, se veían obligadas a bañarlos y a cambiarlos, a darles de comer y a dormirlos, y, como a todas ellas, nada les parecía más hermoso en esos momentos que el bebé que tenían que cuidar y atender. Pero su problema, al contrario que el de las otras madres que existían, humanas y no humanas, era que cuanto más hermosos los veían más apetecibles les resultaban. Y más ganas, por tanto, les entraban de comérselos. Por eso, no había escena más dolorosa que asistir al momento en que, tras no poder resistirse más, una ogresa finalmente se comía a su hijita, mientras enormes lágrimas corrían por sus mejillas. Dicho así parece una barbaridad, pero puedo aseguraros que no había en el mundo una escena de amor más delicada y tierna. «Qué culpa puedo tener yo —parecían estar diciendo mientras besaban y lamían los huesecillos que iban quedando en la mesa— de que fueras una ogrita tan guapa.»

MICROACERTIJOS LITERARIOS, Ricardo Calderón Inca

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RICARDO CALDERÓN INCA, Microacertijos literarios, Orem, Trujillo, 2009, 74 páginas.

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Frente al juego que se plantea dentro del volumen, el título rehuye de las adivinanzas y explicita el contenido: microrrelatos que explotan su capacidad de sugerencia al presentarse cada uno de los textos encabezado por un vacío en forma de distintas secuencias numeradas. Sólo en las páginas finales el solucionario revela cómo se titulan: unas claves interpretativas que, si con la lectura de los cuentos tal vez ya se intuían, ahora pueden confirmarse.

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Ø Ø Ø Ø Ø

   Al terminar el espectáculo se despintó. Cuadras más al fondo, un llanto nimio volvió a brotar.


Solución: "El payaso"

QUARKS, Jorge Ariel Madrazo

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JORGE ARIEL MADRAZO, Quarks, Ediciones Al Margen, La Plata, 2009, 56 páginas.

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CARNE

   Dedos de él, masajeando cuello y nuca de ella. Acaban de conocerse. Le ha revelado él la magnitud de su deseo: "Te quiero comer". El reencuentro, seis meses más tarde, será dulce e interminable. Lo que le demore asarla en el horno a leña de su casa de campo. 

DICCIONARIO OTRO DE LUGARES COMUNES, Alfonso López Gradolí

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ALFONSO LÓPEZ GRADOLÍ, Diccionario otro de lugares comunes, Calambur, Madrid, 1997, 171 páginas.

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Según confiesa en el Prólogo (pp. 7-9), Alfonso López Gradolí compuso esta obra inspirado por los modelos de Gustave Flaubert (Diccionario de lugares comunes) y de Ambrose Bierce (Diccionario del diablo).
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ABDICACIÓN. Cese cle las funciones, sin pérdida de sueldo, de un monarca soberano. Celebrada con alegría por los republicanos de todo el mundo; si el feliz acontecimiento no va a tener sucesión hereditaria por cualquier motivo y ocurre en el país propio, muchos ciudadanos de éste se manifiestan por las calles y el alborozo dura varios días. El jolgorio termina, o se atenúa progresivamente, al hacerse público el nombre del sucesor o de los sucesores.
  Los monárquicos, en toda abdicación, incluso en las que recae la sucesión en otro de sangre real, adoptan una actitud de recogimiento y añoranza nostálgica.
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ADOLESCENTE. La edad preferida por los que tienen muchos más años para admirar e intentar recordar cuando ellos fueron adolescentes. El adolescente cree, por la experiencia adquirida en la recién pasada niñez, que puede comportarse como un joven; tiene los defectos y sufre las equivocaciones de ambas edades, ya que está a caballo entre una y otra.
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BANQUERO. Caballero muy bien vestido, de rostro bronceado, que vive en las afueras residenciales de la ciudad, al que no se ha visto jamás utilizando el transporte público. Los banqueros no se retiran jamás de los negocios; aconsejan u ordenan a sus hijos o sucesores, a los que han pasado la presidencia del consejo de administración correspondiente.
  Para hablar con un banquero por teléfono, es necesario hacer catorce o quince llamadas previas; al final, repites a la figura de la banca, atropelladamente, lo que se ha explicado con detenimiento y detalle a cuatro o cinco secretarias, durante los veinte minutos anteriores.
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CEMENTERIO. Lugar en el que se escuchan: los tópicos más manidos; los elogios más falsos sobre el recién ingresado; las estupideces más inauditas sobre la vida y las cosas; los proyectos de sucesión más disparatados para el puesto directivo que ha dejado vacante el que bajan a la fosa o es admitido en el panteón familiar.
  Dicen que hay parejas que hacen el amor nocturnamente y en el cementerio; en nuestro país hay gente para todo.
   El cementerio es un lugar en el que deberían pensar mucho más: los soberbios, los violadores, los miembros de comandos terroristas, los presidentes de corporaciones industriales que, con sus fusiones de empresas, dejan en la calle a miles de familias, al eliminar puestos de trabajo.
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DESCARTES. Este filósofo es muy recordado por los franceses, y por algunos profesores de filosofía de cualquier nacionalidad.
  Para los jugadores de cartas, significa la apertura de una nueva esperanza.

RELATOS DESDE LILIPUT, Juan Manuel Montes

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JUAN MANUEL MONTES, Relatos desde Liliput, Macedonia, Morón, 2012, 144 páginas.

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TEORÍA DEL CAOS

   Una mariposa bate sus alas en las antípodas del mundo. En Liliput, una manifestación se desborda de sus márgenes naturales, destruyendo vidrieras y autos a su paso.

LOS ANIMALES HABLAN, Álvaro Yunque

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ÁLVARO YUNQUE, Los animales hablan, Ediciones Pedagógicas, Buenos Aires, 1985, 104 páginas.

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Publicado originalmente en 1930, este libro de fábulas constituye una de las muestras más representativas de Álvaro Yunque, un autor encuadrado en la vertiente social de la literatura argentina y destacado integrante del grupo Boedo.

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METAMORFOSIS

   Una rana —una rana loca según opinión de los sapos— se dijo:
   —Desde hoy no comeré otra cosa que reflejos de estrellas...
   Después de algunas noches ya no canta: cli, cli, cli, cli, como antes.
   Ahora canta como un zorzal, canta como si le hubieran nacido alas de pájaro. 

VENDRÁN MÁS AÑOS MALOS Y NOS HARÁN MÁS CIEGOS, Rafael Sánchez Ferlosio

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RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO, Vendrán más años malos y nos harán más ciegos, Destino, Barcelona, 1993, 202 páginas.

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Lo más sospechoso de las soluciones es que se las encuentra siempre que se quiere.
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«Casi» y «Algo», nombres de dos cadáveres que yacen en el fondo del barranco.
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¡Ay, las fechas están agazapadas en el calendario, igual que gatos junto a la ratonera, para matar los días en el instante mismo de salir!
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El presente se pone en manos del futuro lo mismo que una viuda ignorante y confiada se pone en manos de un astuto y deshonesto agente de seguros.
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El miedo a la muerte es lo que, al fin, hace a los hombres temer y acatar al Estado hasta la indignidad. Porque es una bestia que muere matando, todos la odian viva, pero más les aterra moribunda.
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Moral moral, la única que querría uno ya tener a estas alturas es la del Alcoyano.
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(Tiempo de emigrantes.) Aquellos grandes fuelles que unían los vagones de los trenes de mi infancia eran los grandes acordeones que a lo largo del viaje y de la noche iban gimiéndole al alma del viajero que se alejaba de todo lo querido el desgarrado tango de la separación y la distancia.
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Cuando la acción se ha vuelto inercia y rutina, ya sólo la omisión es resistencia, deliberación y libertad. ***
(Autobiográfico.) «¡Me conservo entero!», se decía el cascote.
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No fueron los que inventaron la mentira (pues la mentira nunca fue inventada sino que nació por reflejo necesario de la invención de la verdad), sino los que inventaron la verdad quienes hicieron falaz a la palabra. La palabra, que había nacido sólo para ser ficción —ilustración imaginaria con la que los hombres podían repetirse en simulacro sus acciones, sentados junto al fuego—, se hizo madre de engaños cuando se la erigió en decidora de verdades.

LOS VIAJES DE NANDÎ Y OTROS CUENTOS DE LA INDIA, Enrique Gallud

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ENRIQUE GALLUD, Los viajes de Nandî y otros cuentos de la India, Oberon, Madrid, 2004, 200 páginas.

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Recoge Gallud, con el rigor que acostumbra, relatos de las diversas colecciones de la  cuentística india: Brihatkathâ, Brihatkathâshlokasamgraha, Brihatkathâmânjarî, Kathâsaritsâgara, Dashakumânracharita, Panchatantra, Jâtaka, Hitopadesha...
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FICCIÓN Y REALIDAD

   En tiempos antiguos vivía en un pueblo un hombre, Mahendra, que no tenía ningún interés en la lectura ni en los libros. Urmilá, su esposa, en cambio, era muy instruida e intentaba por todos los medios que su marido cultivase su espíritu y aprendiese algo.
   En una ocasión llegó al pueblo en el que vivían un cuentista profesional, que, en varias sesiones, leía íntegra en voz alta la epopeya del Râmâyana, con la historia de las hazañas del príncipe Râma, una de las leyendas más apreciadas en la India.
   Urmilá insistió mucho para que Mahendra asistiese al recitado. El esposo accedió, aunque de mala gana. Era una sesión nocturna en la que hombres y mujeres se sentaban en lugares separados. A la media hora de comenzar, Mahendra no pudo resistir el sueño y se durmió profundamente.
   Cuando iba a terminar la sesión, se repartieron dulces entre los asistentes. Alguien puso uno en la boca del dormido, que lo degustó sin casi enterarse. Al regresar a casa Urmilá le preguntó qué le había parecido la lectura. Mahendra contestó:
   —Realmente ha sido algo muy dulce.
   Con esta respuesta la mujer quedó contenta y decidió llevar a su marido a las siguientes sesiones.
   La historia se repitió en la segunda noche. Como hubiese mucha gente y el hombre que se hallaba a su lado se apoyara sobre su espalda mientras Mahendra dormía, al regresar a casa éste le dijo a su mujer que su impresión había sido que cada vez la historia se hacía más pesada.
   La tercera noche la afluencia de gente era tal que nuestro hombre hubo de acomodarse en un rincón, sobre el suelo. Mientras dormía, un perro se orinó sobre él, mojándole la cara. Mahendra le dijo luego a Urmilá que su impresión de la noche había sido muy ácida. Ella sospechó entonces que algo iba mal, por lo que decidió acompañarle a la noche siguiente.
   Urmilá se vistió con ropajes de hombre y se acomodó junto a su marido en la primera fila. Mahendra estaba nervioso, por miedo a que alguien descubriera a su mujer y le llamara la atención. Por ello, no pudo dormir y comenzó a escuchar al lector. Poco a poco la apasionante narración de la vida de Rama comenzó a impresionarle.
   Esa noche se contaba el episodio en el que el dios-mono Hanumân cruzó el océano de un salto para llegar a la isla de Lanka. El lector relató que, mientras Hanumán saltaba, su anillo de oro se le desprendió de un dedo y cayó a las profundidades del mar. La descripción del pasaje era tan vívida, estaba tan bellamente redactada y parecía tan real, que Mahendra, desconocedor de la magia de los libros, creyó ser totalmente verdad lo que en ellos se contaba. Entusiasmado por lo que había oído, se puso de pie y gritó:
   —¡No te preocupes, Hanumân, por haber perdido tu anillo! ¡Yo te lo devolveré!
   Dicho esto, y ante la estupefacción de todos, Mahendra comenzó a correr hacia la playa.Todos los presentes se levantaron de sus sitios y el narrador interrumpió su relato.
   Mahendra llegó a la orilla del mar y, sin pensárselo dos veces, se sumergió en el agua en búsqueda del anillo de Hanuman.
   Y, por extraño que pueda parecer, encontró el anillo del dios.
   Henchido de orgullo, regresó con él a donde estaban reunidos todos los presentes y se lo entregó al sorprendido narrador para que éste se lo hiciera llegar a su legítimo dueño.
   Tal es el poder de convicción de las historias.

TODA LA LUZ DEL MUNDO, Ángel Guinda

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ÁNGEL GUINDA, Toda la luz del mundo, Olifante, Zaragoza, 2002, 64 páginas.

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Subtitulado Minimal love poems contiene 34 poemas de un solo verso presentados en castellano, aragonés, asturiano, catalá, euskera y gallego.
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Para saber qué es la lejanía he llegado a este mar.
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Lo inalcanzable me hace señales desde el horizonte.
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Una casa nos llama con su abrazo de puertas.
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Mancha la luz tu luz.

AWARE, Vicente Haya

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VICENTE HAYA, Aware. Iniciación al haiku japonés, Kairós, Barcelona, 2013, 312 páginas.

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A través de 88 pautas distribuidas en 5 bloques (Parte I: Condiciones elementales del haiku; Parte II: El tono y la temática del haiku; Parte III: El haiku como la expresión de lo sagrado; Parte IV: Secretos del haiku bien construido; Parte V: El haiku es un camino de extinción del "yo"), Vicente Haya buscar desgranar los secretos del haiku, desmontando los vicios que se han ido propagando en los escritores occidentales (Mario Benedetti u Octavio Paz aparecen en la cumbre de los ejemplos que convendría evitar) para finalmente terminar llegando a su haimi o esencia. Frente a la notoriedad de Issa Kobayashi fuera de Japón, el experto niponólogo no esconde su predilección por los modelos de Yosa Buson o el monje Santôka, incluso de aquellos que brotan de la inocencia de los niños: son suyas las auténticas aproximaciones a lo que debería ser un haiku, breve sucesión de palabras que dibujan una fotografía sensible de asombro ante el mundo. Así como el último consejo del libro lleva por epígrafe "El haiku nos invita a comenzar un viaje", al camino de las valiosas enseñanzas del maestro Haya le acaba llegando el momento de concluir, y lo hace con este delicado horizonte: "Así surge el haiku. Como una locura por no-decir con palabras, como un despropósito, como una paradoja llena de luz. Es con el haiku como comprendemos que hasta que no consigamos expresar audiblemente nuestro silencio, todo ha sido fracaso, todo ha sido insuficiente, todo un dolor inútil."

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起きざまに露ふるひけり草の鹿

Okizama ni tsuyu furuikeri kusa no shika

El ciervo en la hierba
al incorporarse
se sacudió el rocío

           Kôkoru

ESTE CUERPO ES HUMANO, Carlos Grassa Toro & José Luis Cano

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CARLOS GRASSA TORO & JOSÉ LUIS CANO, Este cuerpo es humano, Thule, Barcelona, 2009, 40 páginas.
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En el Prólogo (pp. 3-4) los autores anotan: "El cuerpo no está ni fuera ni dentro de nosotros, tenemos un cuerpo que es nuestro cuerpo que somos nosotros". Para saber cómo funciona el cuerpo humano desde una perspectiva lúdica en la que las imágenes de José Luis Cano acompañan al ingenio y humor de Grassa Toro.
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SISTEMA ENDOCRINO
DONDE SE HACE CASO A LA VOZ INTERIOR

   Dormir no es morirse, dormir es quedarse a solas con uno mismo, apartarse durante unos minutos o unas horas del mundo y seguir vivos. Mientras dormimos dejamos de pensar, dejamos de tomar decisiones y dejamos de actuar. Pero no dejamos de respirar y la sangre roja no deja de circular y el pelo largo y el pelo corto no dejan de crecer y los músculos no dejan de moverse vuelta para aquí vuelta para allá. Mientras todo esto sucede, nosotros soñamos con ríos que nunca llegan al mar o con arañas que tienen la voz de alguien conocido.
   Mientras dormimos y soñamos, las glándulas no cesan de producir hormonas que se ponen en contacto con otras células o dejan que fluyan por la sangre hasta lugares lejanos. Gracias a esta ocupación lenta y constante podremos despertarnos y reconocer que seguimos siendo nosotros, que yo sigo siendo yo y que tú sigues siendo tú, lo que no quiere decir que sigamos siendo iguales a como éramos, porque para seguir siendo nosotros mismos tenemos que estar siempre cambiando, aunque no nos demos cuenta. No sólo dormidos, también despiertos, de que todo cambie para poder seguir siendo nosotros mismos se ocupan las glándulas y los órganos que conforman el sistema endocrino que, a fin de cuentas, tiene que ver con todas las células de nuestro cuerpo.
   Crecemos gracias a que el lóbulo anterior de la glándula pituitaria segrega GH (o somatotropina).
   A veces, nos unimos a alguien que deseamos aprovechando que la hipófisis segrega las hormonas LH (o luteinizante) y FSH (o foliculoestimulante).
   Podemos huir ante el peligro porque la suprarrenal segrega la hormona noradrenalina.
   Dormimos porque tenemos sueño y tenemos sueño porque la pineal segrega la hormona melatonina.
   Nos saciamos, vigilamos, cambiamos de voz, ganamos o perdemos pelo, producimos leche, se nos oscurece la piel, retenemos el agua, contraemos el útero, soportamos el frío, nos defendemos de un ataque, y seguimos y seguimos y seguimos porque alguna glándula está haciendo su trabajo, sin anunciarlo, casi en silencio. Sólo cuando logramos a nuestro alrededor un silencio mayor que el silencio de las glándulas podemos escucharlas. Es el mismo sonido del agua en alta mar. Se escucha una única vez en la vida.

ARIADNA SUPERSTAR, Alejandro Bentivoglio

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ALEJANDRO BENTIVOGLIO, Ariadna Superstar, 79/59 Ediciones, Buenos Aires, 2012, 80 páginas.

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NO QUERERLO

   Decía que la vida da una sola oportunidad, pero una y otra vez tomaba caminos donde solo habitaban sombras y si alguien le preguntaba decía que él no quería oportunidades de ninguna clase. Prefería la sorpresa de no tener adónde llegar.
   No cargaba equipaje, no sabía ningún idioma que otros pudiesen comprender y tampoco sabía los lenguajes de los demás.
   Cargaba un diario íntimo de muchas páginas, todas en blanco. 

DUDA PATRÓN, Federico Spoliansky

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FEDERICO SPOLIANSKY, Duda patrónAlción Editora, Córdoba, 2010, 96 páginas.


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   En verano tomo sol, respiro SSSSSSSSS, respiro ssssssssss, no es verdad que tomo sol, clasifico a las palomas dormidas bajo un alero, bostezo sin taparme o cerrar la boca. Cuando respiro bostezo, bosteza todo el cuerpo.  
   Si escribo muchas líneas termino en la feria del pueblo, decoro con medallas a los hombres antiguos. Si miro al costado de mi mesa de trabajo veo una pintura llena de cuadrados, y ¿qué es un cuadrado, un nombre y el sexo?, ¿dónde queda tocar la pierna que gusta?
   No hay cuatro manos juntas ni alas que sigan a Lorca en el viaje, no hay suma de cuerpos ni amor. No hay nadie que vea las vías del tren desde ayer, la nieve unifica el paisaje. Febrero es el mes que paso en retiro, los meses que no son febrero buscan algo para hacer, también se merecen mostrar qué sobra en el mundo.  

DE ANTOLOGÍA, Rosana Alonso & Manuel Espada

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ROSANA ALONSO & MANUEL ESPADA, De antología, Talentura, Madrid, 2013, 308 páginas.


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En un imaginativo Prólogo (el post) (pp. 17-18) Anónimo said dice: "En la antología figuran los mejores escritores nacidos al calor de los blogs y los certámenes literarios [...]: «la generación blogger». Son los responsables de la seleción Rosana Alonso y Manuel Espada. No hay secreto. Estos 69 autores constituyen la logia del microrrelato: Ricardo Álamo, Pablo Gonz, Mar Horno, Marcos Vasconcellos, Alberto Corujo Corteguera, José Manuel Ortiz Soto, Beatriz Alonso Aranzabal, José Agustín Navarro, Javier Ximens, Rosa Martínez Famelgo, Xesc López, Rosa Yáñez Gómez, Marina de la Fuente, Raúl Sánchez Quiles, Manuel Rebollar Barro, Rocío Romero Peinado, Agustín Martínez Valderrama, Ana Vidal Pérez de la Ossa, Miguel Torija, Montaña Campón, Luisa Hurtado González, Pedro Sánchez Negreira, Lourdes Castro, Iván Teruel, Paloma Hidalgo Díez, Gabriel de Biurrun Baquedano, Patricia Nasello, Maite García de Vicuña, David Vivancos Allepuz, Miguel Ángel Molina, Susana Camps Peramau, Esteban Dublín, Rosario Raro, David Moreno Sanz, Elysa Brioa Escudero, Ernesto Ortega Garrido, Víctor Lorenzo Cinca, Araceli Esteves, Elisa de Armas, Pedro Peinado Galisteo, Victoria Trigo Bello, Eva Díaz Riobello, Fernando Sánchez Ortiz, Teresa Servan, Xavier Blanco Luque, Martín Gardella, Miguelángel Flores, Jesús Esnaola Moraza, lsabel Wagemann, Juan Naranjo García, Mei Morán, Sara Lew, Fernando Martínez, Nicolás Jarque Alegre, Mar González Mena, Alberto García Salido, Sara Nieto Yuste, Antonio Serrano Cueto, Esperanza Temprano Posada, Adrián San Juan, Isabel González, Gabriel Bevilaqua, Ángeles Sánchez Portero, Pedro Herrero, Miriam Márquez, Raúl Ariza, Lola Sanabria García, Elena Casero y Eduardo Rico.
Manuel Rebollar ejerce de egrégor, puesto que, cuando se superpone un seis a un nueve, algunas veces el resultado es quince.
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LA PERFECCIÓN

   El asesino múltiple y/o sistemático empieza a estar cansado. Lleva más de 10 años cometiendo crímenes y todavía no ha sido hallado por la policía. Debería estar satisfecho, pero no es así. Cuando empezó con sus  fechorías, lo hizo para demostrar que sí era posible el crimen perfecto. El hecho de que todavía no haya sido arrestado debería calmarlo y hacerle sentir mejor, puesto que lo que pretendía ha quedado demostrado. Pero no es así. Una duda se ha instalado en su cabeza. ¿Y si se debe más a los errores de los representantes de la ley que a sus propios aciertos?  Analiza sus sensaciones y se da cuenta de que la perfección es imposible. ¿Qué pasaría si existiera un policía perfecto y un criminal perfecto? Una opción invalidaría a la otra. ¿No será más bien que existe la doble imperfección? Esta paradoja le mantiene en vilo. Y ha tomado una decisión. Así que en su siguiente crimen deja una pista para que den con él. Si no le atrapan, nunca sabrá si el resto de crímenes supuestamente perfectos eran realmente perfectos. Y i si le atrapan, irá a la cárcel, sí, pero ¿que es una cadena perpetua cuando sabes que hay algo perfecto? Por eso, cuando la policía lo detiene, no puede dejar de sonreír, por más que el detective se jacte de que no existe el crimen perfecto.

Manuel Rebollar

CARTAS A POSEIDÓN, Cees Nooteboom

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CEES NOOTEBOOM, Cartas a Poseidón, Siruela, Madrid, 2013, 228 páginas.

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Entre las XXIII eruditas cartas dirigidas a Poseidón, para las que el autor no espera respuesta ("Sé que no contestarás mis cartas, pero de ser cierto que eres inmortal, es posible que todavía existas en algún lugar, abandonado, olvidado"), el lector encuentra interesantísimas historias suscitadas por vivencias, lecturas o imágenes a las que se remite en Notas e imágenes (pp. 163-221).

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CHALENGER

   No es un animal, aunque parezca que posee una cabeza, con un ojo velado en la parte superior derecha, dos cuernos blandos y aturdidos de una materia voluble, unos cuantos pelos de bigote blancos, largos y en punta, un cuello fino y frágil y justo encima de este un poco de cabello oscuro. Un provocador, pero ¿qué o a quién querría provocar? ¿A la sábana negra del universo que tiene al fondo?
   Pero no es un animal, no, es una nube, compuesta de carne pulverizada y metal, de existencias desintegradas, materia viva y muerta que ha adoptado la forma de una blanca nube difusa, una tumba abierta en abanico hecha de un polvo cada vez más fino, la infinita descomposición de unos cuerpos de hombres y mujeres que alguna vez tuvieron un nombre.