HAGAKURE, Yamamoto Tsunetomo

0


YAMAMOTO TSUNETOMO, Hagakure, en La vía del samurái, La Esfera de los Libros, Madrid, 2007, 424 páginas.
**********
El editor Hitoshi Oshima sostiene que el objetivo del volumen es "romper con los estereotipos que se han ido creando en torno a la figura del samurái con el fin de transmitir la esencia misma del espíritu que le caracteriza". Hagakure, libro completado en el año 1716 que "refleja la mentalidad de una «generación perdida» y, ciertamente, de un mal de la época", se presenta aquí no en su vasta extensión, sino a través de los párrafos que "parecen de mayor relevancia". Mientras que los dos primeros capítulos contienen máximas con ropajes aforísticos, el resto de la obra se articula en torno a breves historias de carácter didáctico.

**********
Si el valiente es o no un cobarde, no es algo que se pueda deducir en tiempos normales. Esto es algo que se ve en los momentos cruciales.
***
Hablar sobre los demás es un gran error. Incluso adular a alguien puede ser impropio. En todo caso, lo mejor es conocer los propios límites, esforzarse en el progreso propio y reservarse al hablar.
***
Es deseable que el rasgo de la caligrafía sea prolijo y esmerado, pero si sólo tiene estas características parecerá una escritura rígida y sin gusto. Una escritura ha de tener, además, una silueta que se aleje de la norma. A todas las cosas se ha de aplicar este principio.
***
Con tan sólo mirar un poco uno ve aparecer, sin más, toda la dignidad contenida en cada persona.
***
Cuando uno sabe un poco de algo, hace como si supiera mucho. Esto es prueba de la inmadurez. Cuando uno sabe mucho, no lo muestra. Esto es algo profundo.

**********

   En una ocasión, un grupo de diez ciegos iba caminando por la montaña, pero, cuando tuvieron que pasar por un barranco, todos empezaron a caminar con suma atención, con las piernas tambaleantes y el corazón en la garganta, hasta que finalmente el primero de todos tropezó y cayó por el barranco. «¡Ay, pobre hombre!», gritaron los que quedaban y, de la impresión, ya no pudieron dar ni un paso más.
   Entonces, de pronto, el ciego que había caído por el barranco les dijo desde abajo: «No os preocupéis más, que no es nada. Ahora que me he caído estoy incluso más tranquilo. Cuando aún no me había caído tenía una gran preocupación por si me caía, pensando todo el tiempo en qué haría si me cayera, pero ahora que me he caído, ha sido un gran alivio. Si queréis tranquilizaros también, lo mejor será que caigáis también lo antes posible.»

0 comentarios en "HAGAKURE, Yamamoto Tsunetomo"